miércoles, 30 de noviembre de 2011

En Pravio: 'las armas o su cuerpo'



No salgo del término municipal de Cambre para referirme a unos hechos sediciosos que se dieron en la parroquia de San Juan de Pravio los días 21 y 22 de julio de 1936, incendio de su iglesia incluido.

En la madrugada del 21 de julio de 1936 una partida anarquista debió dedicarse a la recogida de armas por casas particulares. Sabemos que estuvieron en la casa de Luis Pan Novo, un campesino de 52 años vecino de Pravio, al que amenazaron de muerte si no entregaba una escopeta. Como les contestó que la tenía en casa de sus amos, quisieron ir ellos personalmente a recogerla pero ante la petición de Pan, quedaron en que este les entregaría el arma al día siguiente en una taberna del lugar de la Gándara, término municipal de Oleiros. Se trataba de una tienda-taberna de José Martínez Martínez, más conocido por Pose y que desapareció de su domicilio al poco de comenzar la guerra. Se la recogieron el cabecilla del grupo, Lisardo Longueira García @ Ferranchín de 39 años, y Manuel Santiso Souto de 32, en presencia del tabernero. Durante la entrega dijeron a Luis Pan que había un carneiro en Pravio al que tenían que sacarle armas. Era el cura, al que insultaban de este modo debido al odio que le tenían como consecuencia de su carácter sacerdotal.

El mismo día 21 se presentaron en la casa rectoral de San Juan de Pravio --en la imagen-- atendiéndolos la hermana del cura párroco, Francisco Filgueiras Herva. Amelia Filgueiras reconoció sólo al Ferranchín y a Manuel Martín de la Fuente @ Pintor. Al decirles que su hermano no se encontraba en la vivienda, se fueron. En la noche del 22 volvieron a la rectoral de Pravio e intentaron forzar la puerta con una palanqueta, y al preguntarles el sacerdote qué querían, le contestó el Ferranchín que eran los representantes del Frente Popular, y que querían las armas o su cuerpo. Ante la amenaza, el cura o su hermana les tiró por la ventana una pistola que poseía el primero con licencia, y se volvieron a marchar haciendo disparos. Esa misma noche se quemó la iglesia de San Juan de Pravio siendo en aquel tiempo de dominio público que habían sido los mismos que se dedicaron a la recogida de armas, como es lógico al tratarse de hechos simultáneos. Me dicen que algunos de los que la quemaron, luego la repararon.

Esta partida anarquista, que se decía representante del Frente Popular, estaba dirigida por Lisardo Longueira García @ Ferranchín (1897-1938), organizador y directivo de un sindicato anarquista de Cambre. Contaba 39 años al producirse estos sucesos, casado, de oficio carpintero, con ocho hijos. Era natural de (la muy conflictiva y anarquista parroquia de) San Pedro de Nos, aunque se había avecindado en Pravio. En 1933 también protagonizó otros hechos sediciosos, por los que fue procesado y declarado en rebeldía en 1934. Como se ve, estamos ante un individuo de una conducta pésima, y no creo que nadie ponga en duda que resultaba peligrosísimo para el mantenimiento del orden público. Al comenzar la guerra se refugió y permaneció huido de la justicia siendo capturado y procesado en la causa 1168/37 de la jurisdicción de Guerra por el delito de rebelión militar. Se le condenó a sufrir la pena de muerte, siendo pasado por las armas a las siete horas del día 26 de enero de 1938. Con nuestra mentalidad, la solución es inaceptable, aunque visto de otro modo también se puede decir que no perdió nada bueno aquella sociedad ¿o sí?

Mis notas.

Más info sobre otros hechos sediciosos ocurridos en Cambre estos días, en el P. Silva Ferreiro.





domingo, 27 de noviembre de 2011

Haciendo guardia en la iglesia de Cambre


El ábside que veis corresponde a la iglesia de Santa María de Cambre, antiguo monasterio particular, luego incorporado como priorato a San Pelayo de Santiago de Compostela, posteriormente a San Martín Pinario y tras la desamortización quedó como parroquia. Uno de los más bellos edificios románicos del entorno de La Coruña, con su soberbia girola y sus capillas absidiales. Info interesante sobre este templo, aquí.

Con la mentalidad de nuestros días, sólo a alguien muy bestia se le ocurriría destruir un inmueble así, pero durante la II República de esos había una nutrida representación en cualquier parte. La izquierda o los republicanos, se decían preocupados por elevar el nivel cultural de la población, se crearon muchas escuelas sobre el papel de la Gaceta de Madrid --que dotadas con maestro y edificio no fueron tantas; se dieron misiones pedagógicas --parece que a socialistas sobre todo-- cuando había una masa de analfabetos y bestias pardas varios a los que urgía alfabetizar, individuos que no se veían con mal gesto por aquella izquierda demagógica cuando quemaban obras únicas como podría haber sido esta iglesia de Santa María de Cambre. Cómo no recordar que al comenzar en el 31 los incendios de iglesias en Madrid, Azaña dijo aquello de que era un acto de "justicia inmanente", y que todas las iglesias de Madrid no valían la vida de un republicano, como si para evitar aquellos incendios fuese condición necesaria cargarse a algún republicano. Cualquier iglesia era susceptible de estar amenazada y esta de Cambre lo estuvo.

En una causa criminal se procesa y condena por tenencia ilícita de arma de fuego a un individuo de derechas, José González Varela, @ Pon, de 40 años, casado, hojalatero, vecino de Cambre. El 2 de abril de 1936 exhibió una pistola, según dice, porque le "habían ido con los puños a la cara", y añade que la inquina que se le tenía era por estar "afiliado al sindicato 'La Unión Popular', de derechas, y saber" sus perseguidores:

que estuvo haciendo guardia durante quince noches en la iglesia de Cambre por miedo a que la incendiaran, pero sin arma alguna.

Eso de sin arma alguna, habría que verlo... No debía ser en vano aquella precaución si tenemos en cuenta que el término municipal de Cambre estuvo especialmente maleado por el anarquismo y el izquierdismo demagógico durante la II República, y recuerdo ahora --ya nos ocuparemos de ello-- algunos casos de sedición en donde partidas de anarquistas se dedicaban a recoger armas por casas particulares. Ya al principio de la guerra, fue especialmente agitada la feligresía de San Juan de Pravio, con tiroteos, requisas de armas e incendio de su iglesia, como se incendió la iglesia de Santa María de Vigo en el mismo término municipal de Cambre. Por suerte o por las precauciones que se tomaron en Santa María de Cambre, allí nada ocurrió. Mis notas.



jueves, 24 de noviembre de 2011

¿Qué va a hacer el PP en cuestión de archivos?

¿Van a devolver a Valencia los fondos judiciales militares que el PSOE le expolió --por lo que protestaron-- y se conservan centralizados --a diferencia de lo que sucede en otras comunidades-- en "las instalaciones que posee el Ministerio de Defensa en el Paseo de Moret"?

¿Van a transformar los archivos intermedios de Defensa en intermedios e históricos para la documentación de Defensa producida por sus organismos periféricos? ¿Preferirán que esta documentación siga el curso normal de los documentos de la administración civil, cuyos organismo periféricos transfieren sus fondos a los archivos históricos provinciales y asimilados?

¿Van a permitir que la gente pueda usar sus propias cámaras digitales en los archivos, tal y como se demanda (a gritos) y va sucediendo cada vez en más archivos, por ejemplo municipales, evitando así el incordio de hacer una petición de doce fotocopias a un archivo y tener que esperar 6 meses? Entre las demandantes de esta mejora me decía hace poco una amiga --que trabaja, tiene hijos y marido, y además realiza un trabajo en su facultad-- que la posibilidad de usar cámaras sin flash favorecería la conciliación de la vida familiar y laboral, para no tener que pasarse más tiempo en un archivo que el preciso para hacer las fotos de los documentos que le interesasen y ya rastrearía ella la documentación en casa cuando tuviese tiempo. Pues claro que sí. Pero como hay otros intereses, como podría ser que se tema una bajada en las cifras de usuarios en las salas de consulta, estamos como estamos. Porque frente al fotocopiado de un expediente cosido, cuya encuadernación o cosido se fuerza sobre el cristal de la fotocopiadora al hacer la copia, nadie pone en duda que la fotografía sin flash es menos dañina para el documento ¿no?

¿Van a abrir los archivos más emblemáticos del Estado por la tarde, tal y como sucede con las bibliotecas y archivos más pequeños que no son tan emblemáticos? Hace poco me comentaba un amigo que en tal o cual sitio, que si mucho protocolo y mucha cortesía... pero a las dos de la tarde te ponían de patitas en la calle, con lo cual hacer el viaje a esos archivos era perder el tiempo porque la documentación no estaba descrita con el detalle suficiente para ir directamente a lo que le interesase y le permitiría llegar, pedir copia o tomar notas de todo aquello de su interés, y estar fuera sólo unos días, así que prefería ya no ir porque siempre volvía enfadado.

¿Van a comprobar si es cierto que en tal o cual archivo es rumor constante que algunos de sus archiveros se niegan a trabajar poniendo excusas de cortinas o cuadros de clasificación inamovibles? En caso afirmativo ¿harían algo para que trabajasen aunque fuesen del PP?

¿Van a reorientar el Centro Documental de la Memoria Histórica para evitar que sea el centro de la memoria socialista y de cuanto agitador de la memoria histórica hay, sirviendo con objetividad los intereses generales?

No quiero prejuzgar pero si hacen lo anterior, estoy convencido de que les daría muy buena imagen entre los ciudadanos que acuden a cualquier archivo estatal gestionado por la AGE. Claro que a algunos trabajadores no les gustaría, pero apuesto que a la mayoría sí.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Memorias de Alcalá-Zamora


Acaban de publicarse las memorias de Alcalá-Zamora que, felizmente, se conservan en el Archivo Histórico Nacional. Me gustaría leerlas en PARES pero creo que los descendientes se han puesto estupendos --uno me resulta especialmente empalagoso en su forma de escribir--, y no sé qué derechos de propiedad intelectual invocan, con lo cual me temo que habrá que pasar por caja, acudir al AHN para leerlas, esperar a que la publicación llegue a las bibliotecas, o poner alguna mula en condiciones de proporcionarnos lo que nos interesa.

En el prólogo a estas memorias, al parecer, Jorge Fernández Coppel se empeña en atribuir un tercer robo con la adquisición que de ellas hizo Rogelio Blanco para su incorporación al AHN. Pero qué desatino, por favor. Si hay dos ministerios que lo hayan hecho rematadamente mal en cosa de archivos en mi opinión uno fue Cultura (Rogelio Blanco), por lo muy poquito que hicieron o porque lo hicieron mal, de forma sectaria, etc.; el otro fue Defensa, que también se dedicó a la propaganda, a colocar serpientes de verano relacionadas con no sé qué documentos que iba a desclasificar Carmen Chacón, que nunca se desclasificaron, por un centralismo casposo que nos deja a los de la periferia en una especie de sinvivir permanente, y sobre todo porque tengo la sensación de que no hicieron nada, como no fuese volcar todos los esfuerzos en las cuestiones de Cultura de Defensa que daban alas de ministros a los primeros demagogos que les aparecían por la puerta para pedir su apoyo a la hora de exaltar la memoria histórica.

Así las cosas, dice Fernández Coppel ¿que Rogelio Blanco actuó como un hombre sin ningún tipo de moral en este asunto? Pero qué exceso, por favor. Si se le tacha de inmoral por la recuperación de los papeles de Alcalá-Zamora y su integración en el AHN, no sólo no me parece un inmoral sino que esta debe ser una de las muy poquitas medallas que se puede colgar, tal vez la de mayor valor. Parece que Fernández-Coppel desconoce o realiza piruetas para desconocer el concepto de usucapión, de prescripción del dominio. Quiero recordar que el dominio de los bienes muebles prescribe a los tres años si la adquisición se hizo de buena fe, y a los seis "sin ninguna otra condición". Aunque siguen enfangados en cuestiones judiciales, los tribunales no han dado la posesión de esos documentos a los herederos de S.E. El dominio de las memorias, al parecer heredadas, les pertenecía por poseerlas desde hacía mucho más tiempo que seis años a quienes pretendieron venderlas a César Vidal y Fernández Coppel. El Ministerio del Interior las incauta ante la posible existencia de un delito, que no existe porque los vendedores no han sido condenados. Como es habitual en casos semejantes, al no poseer la Guardia Civil instalaciones adecuadas para la custodia de los documentos en condiciones óptimas de luz, humedad, temperatura, etcétera --o desconocer los políticos de turno que el Ministerio del Interior posee un Archivo Central y hasta un sistema archivístico--, entregan las memorias al Ministerio de Cultura que custodia estos papeles en su famosa caja fuerte. El MCU, que tiene experiencia en casos similares, reconoce lo que parece evidente: que el dueño de los documentos es quien los lleva poseyendo mucho más tiempo que seis años, y le compra esos derechos sobre los papeles. En definitiva, Rogelio Blanco adquiere las memorias, pasan al AHN, en donde, por ejemplo se cobran las copias a precios razonables (un A-4 en torno a 7 cts.) y no a los precios de la Real Academia de la Historia o de los archivos de Defensa; o donde el acceso se realiza con la mera presentación de un DNI o pasaporte, sin que haya que molestar a nadie porque se precisa no sé que carta de presentación, tarjeta específica de investigador del sistema o subsistema archivístico correspondiente o documento (cavernícola) similar. Si los descendientes de Alcalá-Zamora tienen además de palabras y turiferarios, algún derecho de dominio sobre esos documentos, que lo demuestren y se lo otorgue algún tribunal, cosa que no sucede.

En La Coruña tuvimos a Alcalá-Zamora en agosto de 1934. Vino a inaugurar el monumento al poeta Curros Enríquez, evento de los que recordaban los viejos como un acto emblemático. Pronunció el consabido discurso, al que pertenece la foto. Le salió al paso un obrero de la CNT que lo increpó con que si era un mierda, que aquel acto no era nada, o que todo aquello era mentira. Le cayeron seis meses de prisión, y no los siete años que le pedía el fiscal porque el tribunal aceptó como probada una eximente de embriaguez. Mis notas.



lunes, 14 de noviembre de 2011

Foto de un bombazo


Me he encontrado por la red esta foto, que se deja enlazar y como de este tipo de documentos los señores de la memoria histórica, ni mu, la subo al blog. Corresponde al atentado cometido el 8 de junio de 1932 contra el patrono panadero Juan Canalejo Cañete, padre del jefe falangista Juan Canalejo. Como se ve le volaron el kiosco de venta de pan que explotaba en un costado de la capilla de San Andrés. De este hecho aparece información en La Vanguardia. También resultó afectado el escparate de Maison Blanche, que pasó a ser Palacio Blanco por una de tantas disposiciones de difícil justificación con la mentalidad de nuestros días. Una imagen de los destrozos, aquí.


miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Reacción falangista?


Ya nos ocupamos en dos anotaciones previas de un atentado que ocurrió el 30 de septiembre de 1935: el apuñalamiento del falangista Francisco Pena Manso y agresión a su amigo Antonio Loureiro Rodríguez, al que atacaron con una botella y al parar el golpe con la mano, sufrió lesiones en esta y en la cabeza. Con motivo de estos hechos se detuvo a los hermanos de la Lejía, acusando a Bébel. Al mes y pocos días se produce otro hecho del que nos faltan claves, pero podría ser una reacción falangista a la agresión marxista.

En el solar que ocupa el edificio de la imagen se encontraban hasta hace pocos años las casas del Corralón de Rubine. Tres bloques de viviendas que formaban una U. El pasillo de las galerías comerciales evoca lo que era el viejo Corralón: a la derecha el bar La Cepa, a la izquierda, el bar Allegue. Entre los dos se introducía el pasillo del Corralón, en los primeros metros cubierto por las viviendas, en seguida abierto a sol, nubes o lluvia, con acceso a dos portales de domicilios particulares. Las demás puertas correspondían a almacenes. Al fondo, otra puerta, robusta, de madera y a la intemperie, que separaba de un jardín o lugar de entrada a cuadras. A la derecha de esa puerta, se encontraba un abrevadero como de metro de boca, con caño, aprovechado en la esquina de una pared con la de la misma puerta. El piso de losas, piedras irregulares de buen tamaño y tierra.


En este Corralón de Rubine vivía Antonio Loureiro Rodríguez, que por aquellas fechas tenía 25 años. Vivía con su mujer que trabajaba en el servicio doméstico. En otro piso del mismo portal residía Luis Guntiñas Domínguez, chófer también casado, de 34 años. Este guardaba el coche a la entrada del Corralón. En los primeros minutos del 8 de noviembre de 1935 se produce un incendio en la carrocería de este coche. El perjudicado lo atribuye en un primer momento a estar afiliado a la Asociación General Patronal, y haber trabajado con el coche como chófer durante la Revolución de Octubre de 1934, transportando guardias de Asalto que vigilaban la ciudad. Precisamente la noche del incendio acuden dos guardias de Asalto que intentan arrastrar el vehículo hasta la calle para evitar que las llamas se propagasen a edificaciones inmediatas. No lo consiguen pero los bomberos que debieron aparecer con prontitud, apagaron el fuego. Se encuentran con un mechero en el suelo y junto al vehículo. De éste, sólo queda aprovechable el motor ocasionando daños al propietario por valor de 4.000 pesetas.

Los vecinos sospecharon de Antonio Loureiro, que hacía comentarios sobre el incendio con las manos en los bolsillos. Otros vecinos le vieron llagas en las manos, como de quemaduras. A estos llegó a confesarles que había ido a robar algo de gasolina para el mechero y se salpico las manos. Al encender el mechero se le quemaban y mientras él las salvaba, el propio encendedor que prendió en el coche, provocó el incendio... Los vecinos creyeron su versión. Abandona la ciudad al día siguiente y se le llega a declarar en rebeldía, con requisitorias publicadas en periódicos oficiales.

El 13 de febrero de 1940 se decide a comparecer ante el Juzgado del Distrito de la Audiencia, renombrado como nº 1, para acogerse a la amnistía que promulga el bando vencedor sobre los delitos cometidos por falangistas y otros, como consecuencia de la persecución a que fueron sometidos durante la II República. Comparece vestido con uniforme falangista, y declara: que efectivamente fue el autor del incendio del vehículo; que lo hizo cumpliendo órdenes del entonces jefe de Falange en La Coruña, Juan Canalejo; y que el atentado obedeció a dedicarse el vehículo por su propietario al transporte de "elementos del frente popular (sic) que se dedicaban a la propaganda marxista". Al pedir información a Falange, el secretario provincial, Casimiro Marra Rodríguez, corrobora la versión y alude a que se trataba de un vehículo que transportaba "elementos del frente popular (sic), que perseguían a los camaradas afiliados a nuestra organización". El Frente Popular aún no existía, sí los grupos que lo integraron y que ya vimos en el caso del apuñalamiento, que perseguían a los elementos de Falange.

Pudo tratarse de un atentado que ordenó Juan Canalejo --fusilado sin formación de causa y enterrado en Paracuellos del Jarama-- pero pudo también obedecer a cualquier otro motivo de venganza personal o incendio accidental, y aprovechar Antonio Loureiro la amnistía para acogerse a ella con el beneplácito de la organización falangista de 1940. Desde luego los apóstoles de la memoria histórica no lo reivindican como un atentado falangista, y en otros casos como el ricinado de Emilio Veiras, ¡vaya si agitan! Los falangistas y propagandístas del régimen tampoco mencionan este hecho. Toca esperar a que aparecezcan otras claves con las que interpretar con mayor seguridad este episodio. Mis notas.


Enlace

jueves, 3 de noviembre de 2011

Un amenazado por la izquierda: Valentín Mariño Boedo


Los hermanos Mariño eran muy conocidos por dedicarse al negocio de la trata de ganado y poseer todos establecimientos de carnicería. Era el caso de Valentín Mariño Boedo, que vivía en el número 90 duplicado de la calle de la Torre y poseía la carnicería en el número 59 de la calle de Panaderas, en donde hoy se encuentra esta la neofachada de la imagen. Estaban vinculados a Renovación Española y así Modesto era vocal en la junta directiva de la agrupación local (p. 20)

Durante la campaña electoral para las elecciones de febrero de 1936, Valentín Mariño estaba molesto porque se le hacía la imputación de comprar votos a cinco duros. En aquellos días el establecimiento que más abundaba en la calle de las Panaderas era el de empresas funerarias, no como las entendemos ahora, sino como lugares en los que se adquirían las cajas y otros objetos para velar al fallecido en su domicilio. El propietario de una funeraria de la calle Panaderas, Manuel Varela Touriñán, comentó a Valentín Mariño cuando este se quejaba por la imputación de comprar votos a veinticinco pesetas, que había oído decir a Manuel Abelenda Catoira --al que ya conocemos-- que lo que se hiciese a Mariño bien hecho estaba por comprar votos para la derecha a cinco duros. Claro que cuando el propietario de la funeraria tiene que declarar lo anterior ante un juez, dice que un comentario similar lo oyó en un grupo, y que no sabe si de él formaba parte Manuel Abelenda Catoira, que en aquellas fechas no lo conocía...

Por esos mismos días previos a las elecciones, un carpintero amigo de Mariño acude a su domicilio, embriagado. Tal vez porque el alcohol hizo que se le soltase la lengua le comentó que tuviese cuidado, que había oído que le querían poner una bomba en su casa. Claro que cuando el carpintero estuvo sereno dijo a Mariño que no recordaba nada, y cuando tuvo que declarar sobre este particular en sede judicial también niega haber dicho a Mariño que le iban a colocar una bomba, que sólo lo avisó que tuviese cuidado porque parecía que lo querían mal, pero que no sabía quien lo quería mal...

Así las cosas, el 9 de febrero de 1936 Valentín Mariño acude a Comisaría para denunciar que le habían embadurnado con chapapote las fachadas de su carnicería en la calle de Panaderas y de su domicilio en la calle de la Torre, ocasionándole daños que valoró en unas 200 pts. Su versión sobre amenazas previas parece creíble porque la actividad que desplegó y sus declaraciones creo que encajan muy bien en la personalidad de alguien que está nervioso, en guardia, por haber sido difamado y además amenazado, con las consecuencias que una bomba podría ocasionarle a él o a su familia. El propio carnicero comienza una investigación detectivesca para averiguar quien le ocasionó esos daños. Cita en sus declaraciones policiales y judiciales a Manuel Abelenda solicitando que se le llame a declarar porque recuerda lo que le había dicho el propietario de la funeraria; cita al sereno de la calle Panaderas, que según Mariño le comentó que había visto a un grupo como de unas cuarenta personas, que embadurnaban con chapapote la fachada mientras otros pegaban los carteles electorales encima y que a algunos los conocía de vista aunque no los podía identificar. Claro que el sereno en cuanto llega ante el juez declara que vio a ese grupo por la calle de Panaderas, pero no pegando los carteles, que sólo les oyó comentar que se dirigían al domicilio de Mariño en la calle de la Torre para embadurnarle la fachada, pero no conoció a nadie... Os dejo mis notas.

¿Quién iba a arriesgarse a denunciar a elementos del Frente Popular si podía sufrir represalias similares a las que había padecido Mariño, o un boicot en caso de tener una empresa funeraria o una carpintería, o una agresión en el caso del sereno, un asalto, o ser incluidos en una lista negra, etc.? La investigación sumarial, según es habitual en los disturbios provocados por la izquierda, no llega a averiguar quienes fueron los autores de los daños, y además se sobresee con ocasión de la amnistía que promulga el Frente Popular en cuanto llega al poder. Tal vez algún Mariño se cobró a posteriori lo que no pagaron en su día los que amenazaban con poner una bomba en la casa de Valentín Mariño, los que lo difamaban, o los que le embadurnaron con chapapote la fachada de su casa y tienda de carnicería. Aquellos que, en definitiva, hacían vivir con una sensación de peligro, de terror, de persecución constante, a falangistas, japistas, obreros no afiliados a la CNT o UGT, o a partidarios de Renovación Española.

De los Mariño se cuentan diversas anécdotas. De Valentín Mariño me dicen fuentes izquierdistas que lo conocieron, que "no era el peor" pero "tenía fama de ser confidente de la Policía". De los Mariño, así de forma genérica, con lo cual no sé lo que pueda haber de imprecisión o inexactitud, se dice que se hicieron con diversas propiedades porque además del negocio de carnicería, prestaban dinero y exigían como prenda las escrituras de unas tierras. Con lo cual si el beneficiario del préstamo no pagaba, el prestamista se hacía con las tierras y al parecer se hicieron con muchas en la zona de Santa Margarita, Salesianos, Torre, etc. Dice un amigo, empleado de banca, que todos los carniceros están forrados, tanto porque compran las canales a un precio y las venden cuando menos al triple, como porque de las carnes se aprovecha todo. Quiero decir con esto último que la tradición oral puede ofrecer pistas interesantes pero a veces exageran o distorsionan la realidad. A saber. Lo más lamentable de todo fue que también me comentaron que alguna nieta de los Mariño se tuvo que ir a vivir a Barcelona porque con la inestimable ayuda de la memoria histórica, se la señalaba en la ciudad por hechos que ya se habían olvidado, en los que la pobre chica no había tenido arte ni parte, y sí en su caso, ascendientes suyos, pero se creó a su alrededor un ambiente opresivo que la obligó a abandonar la ciudad. Consecuencias como esta tendrían que pagarlas los promotores de la indignidad que supuso reabrir rencores y animosidades que estaban perfectamente calmadas hasta que llegó Zapatero. Y es peligroso que no lo paguen porque ya se sabe que cuando no hay justicia se abre camino a la venganza, que ya les gustaría a los tres correúdos que aún creen en la lucha de clases, sueñan conque sus provocaciones traerán una reacción de tipo fascista, y esperan en definitiva la confrontación para hacerse las víctimas, una vez más. Espero que nadie les dé ocasión porque la ley y la justicia los pongan en su sitio.