viernes, 30 de noviembre de 2012

De Alejandro Dopico Saleta y sus amigos 'maleantes'

El 26 de mayo de 1936 La Voz de Galicia publicó este suelto:

Por golpear y lesionar al joven de diecinueve años, José Acosta Pérez, vecino de la calle de Zalaeta, 3, bajo, fueron detenidos y denunciados, los jóvenes Juan Dopico Fontenla, de dieciocho años, de la calle de Sinforiano López, 52; Manuel Dopico Calvo, de diecinueve, de la calle de la Falperra, 7, y Alejandro Dopico Saleta, de diecinueve, de la calle de Mariana Pineda, letra N.

De José Acosta sólo sé que un tal José Acosta Pérez fue acusado en 1933 de robar dos pistolas a unos guardias de Asalto, aunque no se pudo probar este delito y la Audiencia sobreseyó.

De Juan Dopico Fontenla y Manuel Dopico Calvo se puede decir algo más. En los últimos meses del año 1935 se produjo una oleada de robos en el puerto como no se recordaba, que censuró la prensa y tal vez generó una cierta alarma social, cortada por las autoridades de aquel gobierno de centro derecha que no permitía a las buenas gentes anarquistas y de izquierdas que alcanzasen determinadas libertades, por ejemplo la de robar. El 7 de noviembre de 1935 un representante de la empresa propietaria de la draga "San Juan", surta en el puerto para los trabajos de construcción del muelle de trasatlánticos, denunció en el cuartel de la Guardia Civil que le habían robado unos 15 m de cadena de unos 18 mm así como 125 m de cable metálico de unos 8 mm de grosor. Esta denuncia que recibe el teniente Juan Aranguren Ponte, jefe de la línea de la capital, hace que comisione al popular sargento Manuel Santos Otero, cabo Ángel Fernández Garea, junto con los guardias Luis Expósito Castaño y José Seijo Carneiro, que lograron recuperar lo robado, efectuando a la vez diversas detenciones. Con estas miras la fuerza actuante se personó en los muelles y lugares próximos en donde detuvo a "varios maleantes" que tenían por allí su campo de acción. 

Lo que nos interesa es que en la relación de "maleantes" que proporciona la Guardia Civil se encuentran Juan Dopico Fontenla y Manuel Dopico Calvo, ambos marineros como Alejandro Dopico Saleta, que según La Voz de Galicia (y El Pueblo Gallego) habían golpeado y lesionado a José Acosta Pan. De Alejandro Dopico Saleta se dice que formaba parte del Sindicato de tripulaciones de buques pesqueros, 'El Despertar Marítimo', sindicato anarquista. Participó en la fuga fracasada del Portiño el 3 de marzo de 1937, en  la que quienes intentaban escapar hicieron fuego contra los artilleros de la batería de costa del monte San Pedro que pretendían identificarlos y en su caso detenerlos. En virtud de lo anterior fueron acusados de rebelión militar y condenados: quince a sufrir la pena de muerte, diez la de cadena perpetua, y dos a quince años de prisión. La reclusión perpetua y los quince años de prisión se tradujeron en su salida de la cárcel en 1940, salvo uno que lo hizo en 1943; todo ello en virtud de las sucesivas disposiciones que amnistiaban los delitos cometidos durante la guerra --siempre que no fuesen de sangre o de aquellos que repugnan a las conciencias honradas, y en esta huida los penados habían hecho fuego, pero no sangre.

Para el caso de Alejandro Dopico se dice que influyó en su condena a muerte que organizase en la cárcel un plante de dos minutos de silencio en protesta por la muerte de unos compañeros que habían sido fusilados la noche anterior. Sin duda, pero para graduar su perversidad, en mi opinión también debieron influir sus antecedentes pendencieros o de hombre de acción, la agresión en la que según la prensa participó junto con dos individuos a los que la Guardia Civil tenía por "maleantes" del muelle, y que por aquello de dime con quien andas, podían tener algunas similitudes con Alejandro, entre otras, formar parte del mismo sindicato.

Mis notas.


lunes, 26 de noviembre de 2012

Otros aspectos de la persecución religiosa en Cambre

Parece que los episodios de violencia antirreligiosa comenzaron en Cambre en mayo de 1933 con el incendio, se dice que total, de las iglesias de San Juan de Anceis y Santiago de Sigrás. Sufrieron ataques parciales la de San Juan de Pravio y San Julián de Cela. A esta última, en donde quemaron las imágenes, corresponde la fotocopia, plastificada, de un recordatorio que una abuela encantadora y amabilísima me permitió fotografiar (pinchar para ampliar).

El P. Filgueiras Herva, cura de Pravio y de Cela, según transcripción de Cardeso Liñares (Luces y sobras del arte en las Mariñas dos Frades, La Coruña, 1993,  p. 511) cita tres intentos de quema en la iglesia de Cela: el primero en octubre del 34 y los dos restantes en julio de 1936. Tal vez se equivoque y aluda a la quema de las imágenes, que se dio en mayo de 1933 y no en octubre de 1934. Me cuentan que en esta parroquia, cuando las niñas iban por la calle, les gustaba saludar a la gente que veían con un efusivo ¡adiós! El maestro, que tenía 28 años en 1936, les decía: no digáis adiós, cuando veáis a gente levantáis el puño y decís ¡salud camaradas! Me cuentan también que las niñas percibían esa sugerencia como una extravagancia con la que se reían y seguían diciendo adiós ¿Agentes de republicanización? De republicanización izquierdista y de laicismo estridente ¿o no? Al maestro, que era muy "comunista", lo escondió una familia de derechas y salvo la correspondiente depuración no le sucedió nada. En uno de los intentos de quema de San Julián de Cela producidos en julio de 1936, comentan que el alguacil-portero municipal, Ricardo Pernas Martínez, apodado Cuba, viendo que querían quemar la iglesia de Cela dijo a sus correligionarios que esperasen un poco, que iba a casa y traía paja para quemar la iglesia... y aún están esperando. Este hombre parece el Pernas del que habla el P. Silva Ferreiro como alguien a quien encontraron bombas en la huerta posterior a su casa de hasta 7 kg de peso; y también al que se acusó de haber servido para que el Ferranchín y su banda se abasteciesen de 20 litros de gasolina con la que se quemó la iglesia de Pravio el 22 de julio. Fue fusilado sin formación de causa, parece que en aplicación del bando declaratorio del estado de guerra que castigaba con esta pena al que poseyese o le encontrasen en su domicilio armas utilizables en la lucha.

Ya vimos que tras el acuerdo municipal de 29 de marzo de 1936 se produjo el mismo día un registro en las casas rectorales de Cambre y Sigrás; el 13 de mayo se produce la incautación de la rectoral de Cambre y el 16 la casa y huerta de la rectoral de Sigrás. El 17 de mayo, de acuerdo con los informes que publica Hernández Figueiredo, varios individuos conminaron al cura [de Bribes] para que antes de 24 horas abandonara la parroquia, con amenazas, de no hacerlo; por lo que el Sr. Cura tuvo que salir de ella. No he podido recoger tradición oral sobre este hecho pese a las cuatro entrevistas que intenté. No quedan personas de ochenta y muchos o noventa y pocos años, o yo no las localicé. El 20 de mayo conminan a que salga de la parroquia al titular de Santa María de Vigo, que debió ir hacia Santiago vestido de seglar. Al parecer lo amenazaron con quemarle la casa, como poco después le quemarían la iglesia el 12 de junio. Una vez comenzada la guerra se recuerda que vinieron a detener a varios vecinos, interponiéndose el cura para evitarlo, y lo evitó. Poco antes del 29 de mayo, varios vecinos encabezados por el alcalde Manuel Riveiro, cursaron una solicitud al gobernador civil interesando la incautación de la casa rectoral de Cambre y huerta aneja para dedicarla a escuelas. Creo que hay una sucesión de atropellos antirreligiosos muy clara, tanto legales como ilegales, que se retroalimentan.

Los atropellos que sufrió el cura de San Pelayo de Brexo merecen comentario aparte. Lo recuerdan en la parroquia y en su entorno como un cura falangista, del que hablaban bien los de izquierdas porque los ayudó al comenzar la guerra y lo tenían por buena persona. La iglesia de Santiago del Burgo está muy cerca de la vía del tren. Estaba por el atrio el párroco del Burgo cuando oyó pasar un tren que salía de la estación de esta parroquia en sentido ascendente, gritando que iban a Cecebre a matar al cura de Brexo. Al parecer se usaba por los vecinos de Brexo el apeadero de Cecebre, al que iban andando. El cura del Burgo con varios feligreses, se echó al monte, tal vez armados. Los entrevistados destacan en el cura de Brexo, D. Juan, una intensa afición hacia las señoras; les sale una sonrisa y cuentan anécdotas francamente divertidas, que no voy a cotillear :) Al parecer, fueron a buscarlo y se metió con una chica en una hucha, un arcón campesino en los que se guardaba el grano, ropa o ajuar doméstico. Uno de los entrevistados señala que a D. Juan no lo echaron, que cogió miedo y se marchó.

A partir del acuerdo de 29 de marzo, se producen unos atropellos que no se recordaban desde mayo de 1933, resultando inéditas por estos pagos las ocupaciones de casas rectorales, o las amenazas para que el sacerdote abandonase la parroquia. Todo ello mientras la corporación estaba interesada en echar a los párrocos con el pretexto de no pagar alquileres de locales para escuelas, e instalar las que se le pudieran conceder en inmuebles que no les supusiesen un desembolso ¿Que no hay conexión alguna entre los autores de los atropellos cometidos por los revolucionarios con la gestora de Izquierda Republicana? No me lo creo.

Otros episodios de persecución se dan con la prohibición del toque de campanas. En la sesión que celebró el ayuntamiento de Cambre el 7 de junio también se protesto contra el toque de campanas. Se interesó del alcalde que advirtiese al sacristán de Cela, Antonio Díaz Cortés, conocido por Antón según me dicen, que hiciese un uso moderado de las campanas empleándolas sólo en los actos de culto. Tal vez se proteste por los toques a difunto. Cuando se moría alguien en una parroquia similar como puede ser Oseiro en Arteixo, la familia contrataba al campanero, que estaba tocando de 9 a 13 horas cada cinco o diez minutos; y haciendo un toque distinto en caso de ser hombre o mujer la fallecida. A la una se iba a comer y volvía a las cuatro de la tarde y tocaba hasta las 7 u 8; o hasta que entraba el féretro en la iglesia. Que no se diga que por estos pagos no tuvimos de todo, hasta obsesión con el toque de campanas.

Por último, al principio de la guerra, en octubre de 1936, se atribuyó la expulsión del cura de Cambre a un tal José González Freire, huido por esas fechas y "dirigente exaltado que, al parecer, organizó entre otros actos punibles la expulsión del Sr. Cura Párroco de esta villa". Este González Freire parece que estaba asesorado por su hermano político, Antonio Pernas Gómez, oficial 1º del ayuntamiento de Cambre, que por lo anterior, por haber tomado parte activa en favor del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero y por estar muy compenetrado con el secretario destituido, fue también depurado por no ofrecer confianza a las nuevas autoridades (ARG, Gobierno Civil, 2.934).



miércoles, 21 de noviembre de 2012

Comerse crudos a los curas de Cambre

Otros acuerdos adoptados por el Ayuntamiento de Cambre --designado como vimos a dedo por el delegado del gobernador civil, Francisco Prego Campos-- en la sesión de 29 de marzo de 1936 afectaron seriamente a los sacerdotes de este municipio, en especial a los de Cambre y Sigrás.

1) Se decide solicitar del gobierno --en mi opinión un mero artificio para guardar las apariencias-- las casas rectorales de Santa María de Cambre, San Ciprián de Bribes, San Salvador de Cecebre, Santiago de Sigrás y Santa María de Vigo, con la disculpa de instalar en ellas las escuelas y no pagar alquileres en donde alojarlas, porque esas viviendas de los curas debían ser para "beneficio de los vecinos, y no de recreo y solaz para los particulares".

En Cambre llamaban y llaman a las rectorales de Cambre y Bribes, "conventos", sin duda por haber sido monasterios. Con la foto (pinchar para ampliar) aprovecho la ocasión para denunciar el pésimo, el malísimo estado en que se encuentra el "convento" de Bribes, siendo de temer que el día menos pensado se desplome. Algo muy lamentable porque estamos ante una institución que como monasterio, según Hipólito de Sa Bravo (El monacato en Galicia, La Coruña : Librigal, 1972, pp. 262-263) fue fundado con anterioridad al año 1154. Con la reforma monacal de los siglos XV y XVI, Bribes se transformó en un priorato dependiente de San Martín Pinario y así continuó hasta la desamortización que lo dejó en Casa rectoral. No hay un duro, pero esto es algo urgente y tanto el Ayuntamiento de Cambre, la Xunta de Galicia, la Diputación Provincial, y la Iglesia como propietaria del inmueble debían hacer un esfuerzo, cuando menos para evitar que el deterioro progrese, una mera intervención de urgencia. Impresiona ver la caída parcial de la techumbre, las hiedras que tapan uno de los muros y parte de otro, las ventanas sin cristales, los desplomes, desconchados, etc.

2) Por si el sectarismo y el laicismo radical no se había notado, también acuerda la corporación declarar indeseables a los curas de Cambre y Sigrás, solicitando a la vez que fuesen trasladados a otros lugares, y cuando eso ocurriese, que se avisase a los alcaldes de los puntos a donde fuesen destinados de los motivos que habían llevado a la gestora municipal de Izquierda Republicana a declararlos indeseables. 

Con razón decía El Ideal Gallego correspondiente al 31 de marzo de 1936 que la nueva gestora municipal de Cambre venía con ganas de comerse crudas a las derechas, sobre todo si eran curas párrocos:

La persecución en los pueblos

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REGISTROS EN CASAS RECTORALES

La Corporación de Cambre, que viene con ganas de comerse crudas a las derechas, sobre todo si son curas-párrocos, lo ha tomado con las casas rectorales por creer sin duda que en ellas puede haber cosas extraordinarias y misteriosas.

Y el domingo ordenó un registro en las casas rectorales de Cambre y Sigrás. En la primera de las citadas casas no encontró nada la Guardia Civil, que fue la requerida. En Sigrás, encontró un revólver antiguo e inservible  con cuatro cápsulas que pertenecieron al parecer al anterior párroco.

Esto sirvió de pretexto para ordenar la detención del benemérito sacerdote, tan querido en la parroquia, y que fue conducido a Cambre, donde estuvo detenido en el depósito municipal hasta las dos de la madrugada.

Sospecho que hay una errata en el Resumen de los desmanes... y el registro en la rectoral de Santa María de Cambre se produjo en realidad el 29 de marzo, el mismo día en que el Ayuntamiento adoptó los acuerdos reseñados, y el mismo en que se registró también la rectoral de Santiago de Sigrás.

Aunque tal y como señala El Ideal Gallego el arma encontrada en la rectoral de Sigrás estaba inservible y la Audiencia sobreseyó el sumario, este registro y detención se conservan en la tradición oral. Sobre todo porque una mujer que formaba parte de la comitiva que conducía al cura, D. José Cerqueiro Suárez, le escupió en la cara. Me dicen que la apodaban A Fotra, y según dos vecinos que la conocieron era una "charlatana" que se dedicaba a vender cerdos en las ferias. No todos estaban de acuerdo con su proceder y así uno de los izquierdistas le reprochó el hecho de escupir en la cara al cura, que eso "no se le hace a un hombre".

La gestora municipal guarda las formas en los papeles, pero miraba para otro lado ante los hechos consumados. De acuerdo con el Resumen de los desmanes... el 13 de mayo se incautan de la casa parroquial de Santa María de Cambre, y el 16 de la rectoral y huerta de Santiago de Sigrás. Tras el acuerdo de 29 de marzo, el 18 de abril siguiente firmó el alcalde un oficio dirigido al gobernador civil que presentaron en este organismo el 2 de mayo y en el que interesan la cesión de las casas rectorales. Conviene recordar que de acuerdo con la ley de Confesiones y congregaciones religiosas, de 2 de junio de 1933, los bienes de la Iglesia quedaron nacionalizados, dejando a los eclesiásticos como meros usufructuarios; sólo mediante ley especial se podía privar a la Iglesia de su uso para dedicar los bienes a otros fines. Papel mojado.

Una vez que se recibe el oficio en el Gobierno Civil, se responde al alcalde que lo suyo era que lo dirigiesen al Ministerio de la Gobernación. Como en Cambre entendieron que tenían que ponerse en contacto directamente con el ministerio, se les comunica que debían redactar el oficio dirigido al ministerio pero cursándolo a través del Gobierno Civil. Entre medias el alcalde encabeza una solicitud a nivel particular junto con "otros vecinos de la parroquia de Cambre", dirigiéndose al gobernador civil interesando que se entregase al municipio la casa y huerta de Santa María de Cambre. Puro artificio ¿Quién se incautó de estos bienes? Las actas municipales de Cambre no ofrecen ninguna mención al despojo, pero resulta interesante un acuerdo de 31 de mayo en el que se alude a la vivienda del cura de Sigras "que hasta hace poco tiempo fue rectoral". Yo diría que fue un grupo de revolucionarios animados o tal vez instigados por la gestora, quienes desalojaron al cura de su rectoral; tal vez no directamente, pero sí mediante amenazas que lo obligaron a abandonar su casa.

Pese a que el Gobierno Civil indica al alcalde que debe enviar certificación de los acuerdos adoptados sobre la posibilidad de cesión al municipio de las rectorales, este se limita a cursar un oficio en el que los reseña, pero sin estar autorizados por el secretario, así que el gobernador le solicita que envíe la solicitud y los expedientes que hubiese formado sobre la incautación para cursarlos al ministerio. La inexistencia de una minuta en el expediente formado en el Gobierno Civil, con el oficio de remisión a Madrid indica que no se siguieron las directrices dadas por el gobernador y en consecuencia no se llegaron a enviar al ministerio los documentos necesarios. Parece que se conformaban con la política de hechos consumados.Y en el Gobierno Civil miraban para otro lado.

Santa María de Cambre

El sacerdote de esta parroquia se llamaba Juan Bueno Rodríguez. Antes de las elecciones ya vimos que contaba con al menos una persona que declaró haber hecho guardia durante quince días en la iglesia de Cambre para que no la incendiasen. Si nos fiamos de las actas municipales, tras las elecciones del 16 de febrero el cura tuvo necesidad de echar las campanas al vuelo para evitar el incendio de la iglesia. Lo que sorprende es que la gestora municipal se queje de este hecho, y hasta de haber sido custodiado el templo por la Guardia Civil, sugiriendo con cinismo que el cura fingía los ataques, como si no se hubiesen quemado iglesias. Lo que le fastidiaba al Ayuntamiento era que el cura fuese de derechas, de ahí que al entender el régimen republicano sólo compatible con una república de izquierdas, considerasen que la república estuvo en peligro durante el segundo bienio; o considerasen antirrepublicano al cura por no regalar los oídos a las izquierdas desde el púlpito, o que sus familiares se dedicasen a hacer propaganda parece que a favor de Gil Robles.

Uno de los entrevistados me cuenta que los extremistas que envenenaron Cambre no eran del pueblo sino que procedían de Armental, en la feligresía de Pravio, dentro del término municipal de Cambre. Y ello por la cercanía e inmediato contacto que tenían con los vecinos del Vilar y la Gándara, en la parroquia de San Pedro de Nos (Oleiros) que era tal vez el núcleo anarquista más peligroso de la comarca. Esta misma persona cree que al cura de Cambre "lo echaron y no lo echaron"; que llegaron a la iglesia una noche varios extremistas que apedrearon el templo; el sacerdote echó las campanas a vuelo, con lo cual se junto allí toda la parroquia que puso en fuga a los violentos; el cura se escapó pero al parecer la parroquia fue a buscarlo, no recordando si esa misma noche, al día siguiente o a los pocos días; que querían que volviese porque la parroquia quería tener cura, y volvió.

Santiago de Sigrás

El sacerdote que regía esta iglesia se llamaba José Cerqueiro Suárez y los testimonios que pude recoger señalan que pasó muchas, pero muchas. Se le declaró indeseable por ser también de derechas y permitir que en el bajo de la casa rectoral hubiese una asociación, el Centro Cultural y Recreo de la Juventud Católica de Sigrás, que fue tildada de fascista delirando como cuando tachaban de fascista a la CEDA. No llegaron a expulsarlo de la rectoral, sino que él, ante las amenazas y el miedo se marchó de ella residiendo en una casa cercada de la familia Atocha, que lo acogió. Se recuerda la solidaridad que surgió en la parroquia y que mucha gente se llevaba imágenes y ornamentos a sus domicilios para evitar que pereciesen en un incendio. También cuentan que en cierta ocasión los revolucionarios dijeron que iban a disparar y matar al cura mientras decía la misa. Entraron en la iglesia y se colocaron en los últimos bancos, pero tras ellos se situaron varios vecinos de Sigrás y dándoles a entender que también iban armados, que al cura lo matarían pero los asesinos no iban a salir vivos de la iglesia. Al final no se atrevieron a disparar y los guardianes católicos tampoco lo hicieron.

Contra lo que trata de esparcirse a ver si cuela, en mi experiencia la mayor parte de los curas protegieron a los vecinos de izquierdas una vez comenzada la guerra. En este sentido la tradición oral señala que D. José Cerqueiro tuvo escondidos a varios izquierdistas violentos --la gente usa el genérico "comunistas" que incluye tanto a estos, a socialistas o anarquistas--, que antes lo habían maltratado y a los que buscaban para matarlos; o que alguno de los parroquianos llegó a pedirle perdón y a comulgar, y cuando lo hizo fue rumor en la parroquia la sorpresa que les produjo, porque era para que el cura le estampase en la cara el copón con las salvajadas que le había hecho.




domingo, 18 de noviembre de 2012

Un célebre atropello a la propiedad privada en Cambre

Digo célebre porque pese a no aparecer en la prensa local (o me pasó desapercibido), sí salió en la nacional, caso de La Vanguardia, y hasta fue objeto de atención por parte de Calvo Sotelo que se quejó en el Congreso de que el alcalde de Cambre había acordado expropiar sin indemnización una casa particular. Efectivamente, tras las elecciones de febrero de 1936 la corporación municipal que venía gobernando el Ayuntamiento de Cambre es destituida por el delegado del gobernador civil, Francisco Prego Campos --fusilado al comenzar la guerra por haber participado desde el Gobierno Civil en la resistencia y reparto de armas con las que matar o herir a los militares alzados-- nombra a una nueva corporación compuesta por concejales elegidos por el sistema de digitalización, de Izquierda Republicana. La nueva gestora municipal se reunió por primera vez para adoptar acuerdos el 29 de marzo de 1936, y como bien dice El Ideal Gallego en un artículo que veremos en próximos días, los concejales venían con ganas de comerse crudos a los de derechas, sobre todo si eran curas párrocos; aunque no sólo a estos. Así las cosas adoptaron entre otros el acuerdo siguiente:

El Concejal Sr. Fernández Riobó, hace uso de la palabra, exponiendo que [en] la parroquia de Pravio existe una casa que perteneció al Sr. Abelleira, y dejó éste, a su fallecimiento, para instalar en ella la escuela pública de dicha parroquia, [y] desde la muerte de aquel la disfruta D. Manuel Barja, vecino de La Coruña, por lo que procede su incautación por el Municipio. La Corporación acuerda requerir al Sr. Barja para que haga entrega de dicho edificio al Municipio, a fin de instalar en él la escuela pública de Pravio, si así procediera.

Manuel Barja Cerdeira parece ser el padre de Juan Barja de Quiroga, el célebre Comandante Barja, creador de la Bandera Legionaria Gallega que tan buenos servicios prestaría durante la guerra. Ambos eran abogados, y el segundo representará al primero en el atropello al que quería someterlo el Ayuntamiento de Cambre, representación en la que dejó en evidencia a los entusiastas concejales que querían comérselo crudo con semejante acuerdo. Entusiastas porque les urgía dar imagen de izquierda cañí, de confrontación; les urgía repartir caramelos entre los extremistas para que se viese que ellos también sabían sembrar odios; que las derechas y la Iglesia no eran sus adversarios sino sus enemigos.

Tras la sesión de 29 de marzo de 1936, el 30 de abril siguiente se comunicó a Manuel Barja Cerdeira que hiciese entrega de una casa que, según se decía, había dejado Juan Abelleira Gómez en su testamento para instalar en ella la escuela pública de Pravio, dándole un plazo de ocho días para verificarlo o que acreditase las causas que se lo impedían. Juan Barja de Quiroga responde al Ayuntamiento en 11 de mayo de 1936 indicando que según el testamento de Juan Abelleira, las casas números 10 y 11 de la Calle, en el lugar de San Bartolomé, parroquia de Pravio, término municipal de Cambre, correspondían en usufructo vitalicio a Manuel Barja Cerdeira y su esposa María Dolores de Quiroga y Lavalle, inmuebles que no habían de ser entregados a los legatarios durante la vida de los usufructuarios, y de los que éstos venían disfrutando en quieta y pacífica posesión desde hacía más de veinte años. Como es natural, el comandante Barja despliega todo un aparato jurídico en el que advierte de las acciones civiles y penales que emprendería su representado en caso de privarle de un bien que poseía con toda legitimidad y que el Ayuntamiento de Cambre quería usurparle sin ninguna. Es de suponer que ante el temor a que el Ayuntamiento no atendiese las alegaciones de su respuesta, se la participó al gobernador civil para que lo amparase en la pacífica posesión de los bienes a incautar. El alcalde, Manuel Riveiro, lejos de disculparse ante el grave error cometido al haberse fiado de chismes, amenazó punto menos que con tormentos, prisiones y martirios que iba ejecutar por tener la casa desocupada --me dicen que no es cierto, que vivía una mujer-- y hacerse así contra viento y marea con el inmueble, si bien parece que no llevaron adelante su atropello.
 
Todo se reducía a dar satisfacción con urgencia y de malos modos a los extremistas que querían comerse crudos a los de derechas para que viesen a los burgueses de Izquierda Republicana como amigos, los votasen mientras hubiese elecciones, y cuando estallase la revolución que los percibiesen como unos compañeros más, de un perfil más bajo que el suyo pero no enemigos de la clase obrera (revolucionaria). Se buscaba una disculpa para congraciarse con los extremistas, y una muy buena era la necesidad de inmuebles para instalar escuelas, y como para la izquierda patria el fin justifica los medios aunque hubiese que atropellar la Ley y los derechos de los demás, se podían adoptar acuerdos y desarrollar acciones de este tenor, que una vez ejecutadas, ya se sabía que por muy ilegales que fuesen el gobierno miraría para otro lado. Llevaban adelante sus atropellos, pese a que el secretario del Ayuntamiento --depurado al comenzar la guerra-- debió informar que antes de adoptar el acuerdo de incautación lo lógico sería conocer la fecha de fallecimiento de Juan Abelleira; solicitar un certificado al Registro de actos de última voluntad para conocer ante quien había otorgado el último testamento, pedir copia del mismo y enterarse acerca de su contenido. Sospecho que adoptaban acuerdos como este sin el menor rubor porque se sabía que estaba en marcha una reforma de la justicia para que la juridicidad de las resoluciones judiciales fuese lo de menos y lo de más los hechos consumados.

El inmueble, como se ve y resulta del testamento se dividió en dos casas. De acuerdo con la voluntad del testador, una se entregó para que fuese casa rectoral de Pravio --hoy desocupada-- y la otra para escuela pública de esta parroquia. Lo cual puede dar idea de que cuando al comenzar la guerra el Ferranchín amenazó a D. Francisco Filgueiras Herva, cura de Pravio, para que le entregase las armas o su cuerpo, no ocurrió el incidente en este lugar como dije en otra anotación, sino que el cura vivía en otra casa situado en la carretera de Pravio a Cecebre, que aún no localicé.

jueves, 15 de noviembre de 2012

De exaltación y adhesión inquebrantable

En España, cuando alguien era muy feo siempre se dijo aquello de este tío es más feo que Azaña; pero ya veis que el innombrable que lo acompaña hasta esto quiso manipular. Hablando de manipulación y de propaganda, si nos referimos a la exaltación de un gobernante a la Jefatura del Estado, o escuchamos algo sobre adhesión inquebrantable, de forma automática la mayor parte de la población va a asociar esas expresiones con Franco recordando el reiterado ridiculismo que se hizo sobre ellas vinculándolas al franquismo. Pura propaganda. El franquismo en este aspecto sólo usó la terminología y dedicó al jefe del Estado consideraciones propias de la mentalidad de su tiempo, que ya eran usadas durante la II República. Tal vez con nuestra mentalidad resulten excesivas, ahora bien, esto de poner de vuelta y media al jefe del Estado como se hace ahora es algo nuevo, que ni se consentía durante la II República, ni durante el franquismo, ni en democracia hasta hace pocos años.

Azaña, también conocido como el Verrugas --el cuadro se dulcificó hasta tales extremos que no se le ve ni una-- fue elegido presidente de la República el 10 de mayo de 1936, jurando el cargo al día siguiente. Este mismo día el gobernador civil de la provincia de La Coruña y correligionario del presidente, Francisco Pérez Carballo, envió el siguiente telegrama de felicitación en el que están presentes tanto la exaltación como la adhesión inquebrantable, ridiculizadas hasta la nausea cuando son expresiones propias de otro tiempo y otra sociedad. No imagino a ningún pelotillero de Franco regalando los oídos del Caudillo de forma más cumplida; algo que a mi juicio se hacía, no para vanagloria de la persona, sino para realce del cargo, tanto con Franco como con Azaña.

Día 11 de mayo de 1936

Gobernador a Presidente República
Palacio Nacional

Al ser exaltado V.E. tan digna y merecidamente a la más alta magistratura ciudadana por la voluntad del pueblo español que siente y trabaja fervorosamente por el engrandecimiento de la nación hónrome rendirle en nombre provincia y en el mío respetuoso homenaje de admiración y adhesión inquebrantable saludando en V.E. al español insigne bajo cuyos favorables auspicios será consolidada la República asegurada la paz pública y puesto el país en franca prosperidad. ARG, Gobierno Civil, 2.777.




lunes, 12 de noviembre de 2012

Robos de armas

A principios de mayo tenemos un nuevo episodio, duplicado, de robo de armas. No imagino a falangistas, derechistas, estudiantes católicos o esquiroles, proveyéndose de armas con atracos a punta de pistola, y sí perfectamente a anarquistas, que eran los que atracaban a mano armada según vimos. Recuerdo en el 34 un robo de armas en la portería de la Fábrica de Tabacos, y eran anarquistas de San Pedro de Nos. Ya lo veremos.

Benigno Pita Justo trabajaba en los talleres de las cocheras que tenía la Compañía de Tranvías de La Coruña en el Carballo (Oleiros), en donde hoy se encuentra el colegio de las Jesuitinas. Debía vivir en las Jubias y al salir de su casa el 8 de mayo de 1936 fue atracado por dos individuos enmascarados que, encañonándolo con sendas pistolas, le robaron una Astra que el tranviario poseía con licencia y guía. No se averiguó quienes fueron los autores y la Audiencia sobreseyó.

Versión de La Voz de Galicia correspondiente al 10 de mayo de 1936:

Anoche, entre las Jubias y el Pasaje, dice que fué atracado por dos sujetos el empleado de los talleres de tranvías, del Carballo, señor Pita.

Según también manifiesta, le llevaron tan sólo un revólver. Fué lo único que le exigieron.

El atracado denunció el hecho a las autoridades.

Isidro Varela Chico era inspector de Tabacalera. Sobre las once de la noche del domingo, 10 de mayo de 1936, pasaba por la calle de Moreno Barcia --que antes y después se llamó y se llama Ramón del Cueto. Lo pararon también dos individuos enmascarados que encañonándolo, le robaron la pistola que poseía. El mismo modus operandi con dos días de diferencia, el mismo número de atracadores... Algo apostaría yo a que eran los mismos. Como tampoco se averiguó en este caso quienes fueron, la Audiencia sobreseyó igualmente.

Versión de El Ideal Gallego correspondiente al 12 de mayo de 1936:

Dos enmascarados atracan a un inspector de la Tabacalera y le roban la pistola

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En ocasión en que a las once de la noche del domingo pasaba por la calle de Moreno Barcia, fue abordado por dos individuos enmascarados que le amenazaron con sendas armas de fuego, el inspector de la Tabacalera, don Isidro Varela.

Después de cachearlo, los desconocidos le arrebataron la pistola al señor Varela, y seguidamente se dieron a la fuga.

Se ignora el nombre de los enmascarados que con tanta audacia vienen dedicándose a robar las pistolas a las personas que transitan por la noche por lugares más o menos apartados de la población.

El trasiego y uso de armas cortas era una de las lacras cotidianas en aquella sociedad; por esas mismas fechas el niño de 13 años, Manuel Amor González, se encontró un revólver en la playa del Orzán, y lo entregó a la Guardia Civil. Esto tanto con el franquismo como ahora no pasa, que yo sepa, vamos.

Versión de El Pueblo Gallego (Vigo) correspondiente al 13 de mayo de 1936:

HALLAZGO DE UN ARMA

La Coruña.-- El niño de 13 años Manuel Amor González, domiciliado en la calle del Socorro número 73, hizo entrega en el cuartel de la Guardia civil de un revólver que encontró en la playa del Orzán.





viernes, 9 de noviembre de 2012

Escandalizar dando vivas al fascio

Voy con el último sucedido del mes en el que interviene un señor con una toña de aúpa, que se resiste a los agentes de la autoridad. Constantino Castro Pita tenía un establecimiento en el número 12 de la calle de los Olmos. Allí entró Arturo Figueira Rañó, que procedía de Barcelona y consumió mariscos con un litro de vino. Mientras los consumía daba vivas al fascio, por lo que el propietario le llamó la atención y consiguió que se reportase. Pero cuando llegó el momento de pagar, el cliente que debía estar completamente perjudicado, dijo que lo podían llevar a la cárcel pero que no le daba la gana de pagar. Llamó el hostelero a unos guardias de Asalto, a los que manifestó el Arturo que no pagaba porque era fascista, dando a la vez gritos de viva el fascio. Completamente perjudicado :)

No me resisto a copiar un fragmento del oficio que envió el mismo día de los hechos --9 de mayo de 1936-- el comisario jefe al juez de guardia, que tiene su parte cómica y serviría para hacer algo así como un florilegio de los insultos usados en los años 30, a los que habría que añadir desgraciado --que era gravísimo-- o hijo de la gran siete. También resulta útil para conocer la mentalidad que se tenía sobre la consideración a la mujer, que alguien creerá cosa propia del franquismo --que ya se sabe que es como el papel y todo lo soporta a la hora de demonizar--, o machista. Pues no.

Se detuvo al pretenso fascista por haber consumido:

cuatro pesetas con ochenta céntimos de mariscos y vinos, negándose a pagar la cuenta, llamando la atención y dando voces y vivas al Fascio, pronunciando frases malsonantes e indecorosas, sin hacer caso de los consejos que se le daban para que guardara compostura, pues había allí algunas señoras y no era prudente la forma en que se expresaba. Hacen constar los comparecientes que por el camino continuó llamando la atención insultándoles groseramente, llamándoles hijos de puta y otras lindezas.

También en esta Comisaría continuó dirigiendo insultos a los Guardias y funcionarios que se hallaban en esta Dependencia, dirigiendo frases de canallas, hijos de puta, criminales, parias, dando vivas al Fascio y vivas a la C.N.T. y a continuación dirigía insultos a esta y a los que forman parte de esta organización.

Ha llamado cabrón al Guardia Don Benigno Díaz Fernández, ofendiendo a la madre que le parió y le dio dos puñetazos en la cara al mismo funcionario y le lesionó levemente en el anular de la mano izquierda, al darle un puntapié.

Aunque se justifican las lesiones que padece el detenido relacionándolas con el momento de introducirlo en el calabozo o por golpes que se dio él dentro de la celda intentando salir, yo tengo la convicción moral de que en realidad le sacudieron el polvo que llevaba en la ropa... y añadiría que con la complicidad de un Juzgado que miraba para otro sitio o de la sociedad burguesa que también miraba para otro lugar. Aunque Arturo Figueira daba vivas al fascio, más parece un anarquista (fue expulsado de Nueva York en 1927), enemistado o que tuvo un encontronazo con anarquistas. Desde luego no lo localicé en las listas de falangistas al uso.

Por último, no estoy en absoluto seguro de que si diese vivas al marxismo, al comunismo libertario, o a los grupos violentos que apoyaban al Frente Popular, alguien considerase que escandalizaba o se atreviese a llamarle la atención. Más que nada porque tras el 18 de julio sin duda los perseguidos en zona nacional fueron los de izquierdas; pero es que antes éstos habían perseguido a derechistas, falangistas, católicos, esquiroles; a los que asaltaban sus sedes, les disparaban, quemaban sus templos o los maltrataban.

Mis notas.


miércoles, 7 de noviembre de 2012

No protegían las iglesias pero sí el consulado de Italia

Efectivamente. Ante el extranjero, aunque fuese la Italia fascista de Mussolini, se guardaban las formitas y el gobernador civil tenía destacados a dos guardias de asalto en el consulado de Italia, instalado entonces en la calle Real. Si los animalitos de la época querían hacer el bestia, que lo hiciesen con las iglesias que todo quedaba en casa y no suponía un menoscabo en el extranjero para la consideración supuestamente democrática de aquella república con el Frente Popular en el poder. Ocurrió lo mismo al principio de la guerra en Barcelona en donde las industrias extranjeras fueron respetadas.

El 7 de mayo de 1936 un limpiabotas anarquista, afiliado al Sindicato de limpiadores de calzado, "El Resplandor", entró a pedir limosna en el café Marineda --en donde hoy se encuentra el café Vecchio. Estaba embriagado. Como no se la dieron sacó un cuchillo con el que se puso a amenazar a la parroquia. Se volvieron contra él camareros y clientes que lo persiguieron calle Real arriba hasta el cruce con el callejón del Perete (de nombre oficial, General Mola) en donde se encontraron con un guardia municipal al que solicitaron que lo detuviese. El guardia lo cacheó y le encontró un cuchillo en la cintura; el anarquista se tiró al suelo y comenzó a dar patadas, echando la boca con intención de morder a los que en ese momento eran ya dos guardias municipales. Llegaron también allí, avisados por un oficial, dos guardias de Asalto que prestaban servicio en el consulado de Italia y entre los cuatro lo redujeron y trasladaron a Comisaría. Se le achacó un delito de resistencia a los agentes de la autoridad por el que fue condenado a un mes y un día de arresto mayor y multa de 250 pesetas, que al no ser pagadas, se le sustituyeron por 25 días más de internamiento en prisión. Me llama la atención que no pague la multa y a la vez cuente con la defensa de Luis Seoane, del Partido Galleguista. Y ello pese a que se le designó abogado y procurador de oficio. Tengo la impresión de que los burgueses del Frente Popular se congraciaban con los obreros no ya sólo apoyándolos por acción u omisión en sus desmanes e ilegalidades; también los defendían --es de suponer que sin cobrar un duro-- cuando tenían algún problema con la Justicia. Recuerdo la persistencia con la que defendía a los anarquistas Antonio Rodríguez Zapata, masón y de Unión Republicana; o la participación como defensor en casos llamativos, en los que su actuación le podría acarrear simpatías por parte de los obreros izquierdistas, de Ramón Suárez Picallo, también del Partido Galleguista, al que ya vimos defendiendo a socialistas. El propio Luis Seoane defendió a varios socialistas involucrados en un intento de quema perpetrado en la iglesia de los Redentoristas.

Mis notas.



domingo, 4 de noviembre de 2012

Fanfarronería de aquellos socialistas

Relata Unamuno en su famoso artículo Justicia y bienestar en relación con los sucesos caricaturescos que ocurrían en cualquier calle con el Frente Popular en el poder:

Otro día, en un rincón de una calle, sorprende un guardia municipal a otro mozallón haciendo necesidades; se le acerca, no a multarlo, según piden las Ordenanzas, no, sino a llamarle la atención, y el necesitado, al verle venir se yergue y le espeta un "¡Que soy del Frente Popular!"

El 3 de mayo de 1936 fue conducido al Hospital Municipal u Hospital de Caridad, Pedro Miguel Álvarez Amor, carpintero de 16 años, con una toña que debía ser de aúpa. Dentro del Hospital se encontraba la Casa de Socorro del Distrito de la Audiencia, conocida por lo común como Casa de Socorro del Hospital. Tuvo que franquear esa puerta que desmontada fue reconstruida en una fachada lateral de la Casa de Cornide (hoy de la familia Franco) y da acceso a la cochera del inmueble. En la casa de socorro no administraron al ebrio alguna vitamina del grupo B como es común hoy, sino que se le ponía en la nariz un algodón empapado en una disolución de amoníaco en agua. Cuando el muchacho se despejó un poco de la borrachera, adoptó un comportamiento similar al que relata Unamuno. Además de llamar de todo a un guardia municipal y practicante que lo asistió, se lamentaba diciendo que era socialista y que parecía mentira que estuvieran en República.

Ante el cúmulo de ilegalidades y atropellos que cometían un día sí y otro también las buenas gentes de izquierdas con el apoyo por acción u omisión del Frente Popular y con toda impunidad, cualquiera alegaba su condición de socialista, de izquierdista o de votante del Frente Popular para hacer lo que le diese la gana. El muchacho pasó cuatro días en la cárcel; cumplía 17 años el 12 de mayo y en cuanto fue puesto en libertad provisional se alistó como educando de banda en el primer batallón del Regimiento de Infantería nº 8, de guarnición en el Cuartel de Atocha, tal vez para eludir la acción de la Justicia. Lo cierto es que estalla la guerra, avanza con las tropas hacia Asturias y fallece en el Hospital Militar de Grado como consecuencia de accidente de guerra el 21 de septiembre de 1936.

Mis notas