lunes, 12 de mayo de 2014

El levantamiento del 19 de abril de 1936 en La Coruña (II)

De esta intentona de alzamiento conocemos algo de lo ocurrido en el cuartel de la Guardia Civil y el papel, o uno de los papeles que tenía asignado este benemérito Instituto, pero muy poco de todo lo demás, cuáles eran las misiones asignadas a las fuerzas del Ejército o si había presencia civil.

EL PAPEL DEL EJÉRCITO

Los consejeros áulicos del gobernador ven movimientos de camiones militares en la plaza de Pontevedra, que recogen a paisanos y militares frente al café Unión (aquí), o en el almacén de cementos de Insua Vizoso (aquí); asimismo ven un camión militar por la parte trasera del café Moderno --que ni idea de dónde estaba-- o en la calle de la Fama frente a unas oficinas militares. Incluso le llamó la atención a France García haber visto como un militar se dirigía a paso apurado por San Andrés hacia el cuartel de Artillería (aquí); un electricista que vivía en el callejón de Marcos de Naya (estaba aquí), se sorprendió al ver cómo D. Óscar Nevado entraba en un portal de San Andrés.

Todo este movimiento de tropas se justificó por una orden, reservada y urgente, que dio a las 22 horas del día 18 el general de la División, Enrique de Salcedo. Como quiera que en los días 17 y 18 se habían visto por las calles más grupos de los habituales y por confidencias se temía un alteración del orden público, el general Salcedo dispuso que que se doblasen los retenes que diariamente se nombraban y mantenían en los cuarteles. Dispuso igualmente que pernoctase en ellos la tercera parte de la oficialidad y suboficiales, pero sólo aquellos con mando en tropas, sin comprender al personal de oficinas y plana mayor. El Regimiento de Artillería de Costa nº 2, que guarnecía las posiciones del monte de San Pedro y Monticaño, cumplimentó esta orden haciendo partir la camioneta de San Pedro de delante de la oficina, tal vez en la calle de la Fama; y la de Monticaño, de la plaza de Pontevedra. Estos vehículos, llevando la protección acostumbrada, regresaron a las 00,45 horas del día 19 al Cuartel de San Amaro en donde se encontraba el garaje del destacamento. Por lo que se refiere a Intendencia, también se cumplimentó la orden empleando dos camiones que recogieron a un capitán, tres tenientes, un brigada y dos sargentos. Los camiones regresaron a San Amaro a las 24 horas del día 18. O eso se dijo...

Es evidente que este levantamiento no fue una ocurrencia del capitán de la Guardia Civil, José Rañal Lorenzo, que no se pudo contener, como expresa el general Ozores, sino que hubo una planificación --en parte tan entusiasta como chapucera según veremos-- para secundar el alzamiento de los generales monárquicos en Madrid. De hecho, sabemos por una declaración del comandante de la Guardia Civil, José Álvarez Ríos, que en la noche anterior, del 17 al 18, permaneció en el Gobierno Civil hasta las tres de la madrugada porque se temía un golpe. Uno de los papeles conocidos de la Benemérita era ocupar el Gobierno Civil y en caso de resistencia también se sabe que la Artillería haría fuego contra el inmueble. Llama la atención que el 20 de julio también la Artillería cañoneó el Gobierno Civil para forzar la rendición de los ocupantes. Lo seguiremos viendo.


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