domingo, 25 de enero de 2015

Bombazo en Radio Nacional de España

El origen y evolución de lo que se llamó Centro Emisor del Noroeste de Radio Nacional de España está pidiendo de forma perentoria una historia fundada en fuentes fiables, con citas a documentos o fuentes que cualquiera pueda contrastar y que permitan hacer luz en ciertas dudas en las que según que autor se elija, se obtienen datos dispares para un mismo hecho. Esta anotación, con la transcripción del documento que aparece enlazado al final tiende a poner un grano de arena para quien pretenda hacer esa cada vez más necesaria historia.

De acuerdo con una persona de provecta edad que conocí, la emisora móvil de Radio Nacional de España estuvo cuando llegó a La Coruña en las Casas de los Bailly en el Grajal; de ahí pasó a la cantera de Monelos y al final quedó instalada en el monte de Santa Margarita. Otra fuente me hablaba de ella como un conjunto de "tres camiones y tres remolques que durante la guerra de liberación prestó servicio en Salamanca y Burgos". No sé si un cuarto camión sin remolque estaría en los primeros años junto a la antena, que unos dicen formada por dos mástiles telescópicos de 50 m y una fuente oral que trabajó desde 1950 y durante unos 15 años en la zona me asegura que sólo era un mástil. Tal vez primero fueron dos mástiles y luego uno, a saber. Si los camiones se encontraban en donde ahora se levanta la biblioteca de la Casa de las Ciencias, la antena estaría en el lugar que ocupó la pajarera del parque, en las inmediaciones del molino, aquí


La emisora Telefunken de 20 Kw, después de prestar servicio en Salamanca y Burgos parece ser que comenzó a funcionar en La Coruña el 30 de marzo de 1940. Emitía al parecer también de dos a cuatro de la tarde y de nueve de la noche a una de la madrugada pero el resto del tiempo permanecía encendida con su señal portadora. Esto le permitía funcionar como radiofaro que usaban los buques alemanes. Se produjeron protestas de los aliados hasta que estos comenzaron a usar esa misma señal también como radiofaro y parece que cesaron o se aminoraron. La Telefunken estaba servida por personal alemán y me consta que español por un pariente que vino con ella desde Burgos. Según el documento que veremos, en 1942, con ocasión de traer un chico cafés para los alemanes que trabajaban en Santa Margarita, un individuo le preguntó que era lo que llevaba. El muchacho respondió que café para los alemanes y el primero repuso que "era mejor que les llevases veneno". Este hecho alarmó al personal que denunció lo ocurrido a la policía. Con posterioridad pero también durante la II Guerra Mundial, un avión de nacionalidad desconocida lanzó un cohete o bengala en las inmediaciones de la zona en la que estaban los camiones. Esta novedad fue muy comentada por el barrio y ocasionó cierta alarma al creer los vecinos que se había iluminado el lugar para conocer el emplazamiento exacto de la emisora y poder bombardearla.

EL ATENTADO

Eran las 22.51 del 16 de mayo de 1946 cuando en La Coruña se escuchó una fuerte explosión. Acababa de estallar una bomba bajo el coche de acoplamiento de antena en la emisora de Radio Nacional de España instalada en Santa Margarita. La bomba, formada por unos cinco cartuchos de dinamita con mecha lenta, había causado desperfectos en la carrocería del camión y la inutilización del condensador situado en el interior del vehículo. Estaba de técnico de servicio Claudio Villanueva Lorenzo y custodiaba las instalaciones una pareja de la Guardia Civil al mando del guardia segundo José Fernández Álvarez. El personal de Radio Nacional se puso a trabajar con eficacia y pese a las dificultades de la posguerra el servicio se recuperó a las 14.45 horas del día siguiente.

Las pesquisas de la Guardia Civil y del juez instructor, que lo fue el titular del Juzgado Especial de Extremismo y Otras Actividades de la 8ª Región Militar, teniente coronel Antonio de Azpiazu Tato, no dieron resultado en un principio. Con la detención a los tres días, el día 19, de Manuel Luis Bello Parga tras el asesinato de Arcadio Vilela se obtuvo su versión sobre este atentado. Según Bello Parga el comando estaba formado por él mismo, por un tal Rafael el Andaluz, por Claudio Díaz Milia @ Manolete junto con José Pedreira de la Iglesia @ Tomás Padilla. Algunos autores incluyen también a José da Silva Bartomé @ Moreno (otros excluyen al Manolete), señalando que tanto el Moreno como el Manolete fueron infiltrados en la guerrilla a través de la novia de Bello Parga, que trabajaría para la Guardia Civil. Bello nunca habla en sus declaraciones del Moreno, sino que es la Guardia Civil o el juez instructor quienes en la causa por asesinato de Vilela identifican al Manolete que cita Bello con el Moreno.

De acuerdo con la versión del tantas veces citado Bello Parga su comando formaba parte de una partida comunista que se daba importancia bajo la denominación de Enrique Líster. Estaba formada por tan sólo unos ocho o diez extremistas: Francisco Rey Balbís @ Moncho, Amador Domínguez Pan @ José Pimentel, José Pedreira de la Iglesia @ Tomás Padilla, José María Díaz Pan @ Jaime y demás que vimos en el asesinato de Manuel Doval Lemat. Su campo de operaciones iba desde el monte del Gato en Curtis hasta La Coruña.

En cuanto al atentado que nos ocupa fue ordenado por Marcelino Rodríguez Fernández @ Marrofer, a José Pedreira de la Iglesia. Este lo consultó con el resto del grupo y después de visitar la zona decidieron colocar la bomba en el coche de acoplamiento de antena, al estar situado en la altura del molino junto a la antena, encontrarse separado de los demás y parecerles en definitiva un objetivo más fácil. La víspera visitaron la zona comprobando que el servicio de vigilancia de la Guardia Civil comenzaba a las diez de la noche --se prolongaba hasta la seis de la mañana. Así pues, al día siguiente colocaron la bomba a las 21.55 y parece que fue Rafael el Andaluz quien la depositó bajo el vehículo.

De inmediato se alejaron del lugar separados en dos parejas. Una estaba formada por Bello Parga y Pedreira de la Iglesia. La otra por Díaz Milia y Rafael el Andaluz. Quedaron en las inmediaciones del Cine Monelos y al llegar allí al poco escucharon la explosión. Se volvieron a separar y entre el 17 y el 19 ambas parejas anduvieron por las inmediaciones de La Coruña. La noche del 16 al 17 Bello y Pedreira la pasaron en un galpón cercano a la estación de San Cristóbal. Al día siguiente se volvieron a reunir los cuatro según habían acordado en la carretera de San Cristóbal, hoy Joaquín Planells, junto al Parque de Artillería. Las noches del 17 al 18 y de esta al 19 las pasó Bello con su compañero en dos casas de dormir de la calle del Orzán, que por cierto no se logran identificar en el sumario pese a los detalles que ofreció el reo. No les faltaba dinero ni armas. Marrofer y un tal Julio, que con la misma jerga altisonante se identifican por parte de Bello como jefes de estado mayor volante, habían entregado a cada uno de los cuatro integrantes del comando 500 pts. Todos portaban armas. Contaban con dos pistolas del 9 largo, una del 9 corto, otra del 7.65 y varios cargadores de repuesto.

El día 19 quedaron en el puente del Pasaje. Bello comió con Pedreira en El Nido y la otra pareja en una taberna situada en la carretera de Montrove. Esa noche tomaron el tranvía hacia el centro de la ciudad siendo detenido Bello mientras huía al poco de producirse el asesinato de Arcadio Vilela en el que participó.

MOTIVACIÓN

Al igual que en el asesinato de Manuel Doval Lemat en este atentado con explosivos existe una motivación aparente y otra real. Ya veremos que en la causa instruida por el asesinato de Vilela, Bello declara que la emisora de Radio Nacional de España en La Coruña era de gran potencia, pensaban que llegaba a todo el mundo, servía para hacer propaganda del régimen y por lo anterior pretendían acallarla. La motivación real es la de cualquier estalinista: llegar al poder mediante el terror, controlar a la sociedad a través del miedo, generar odio como motor revolucionario, etc. No es infrecuente que estos violentos declaren que luchaban por los derechos de la república y la democracia. No hay más que ver sus acciones empapadas de sangre o leer la documentación que se incautó a los jerifaltes comunistas Gómez Gayoso y Seoane Sánchez para comprobar que su concepto de democracia distaba mucho de lo que se entiende por democracia. Así, a los países del Este de Europa, satélites de la URSS estalinita, los denominaban nuevas democracias. Queda claro, pues, la clase de democracia que defendían.

DESTINO DE LOS VIOLENTOS

Ya vimos que Bello Parga fue agarrotado y que Pedreira de la Iglesia resultó abatido por la Guardia Civil en Silán (Muras). En cuanto a Rafael el Andaluz no puedo ofrecer más detalles. Por lo que atañe Díaz Milia, infiltrado por la Guardia Civil, prestó un importante servicio en la lucha que sostenía el país contra la criminalidad comunista. El 26 de junio de 1946 --según Lupe Martínez (pp. 55-56)-- o el 28 de julio según Alejandro Rodríguez, la cuadrilla del Ponte que controlaba la zona de Órdenes se encontraba descansando en un monte o en una bodega. Díaz Milia se había ofrecido para hacer guardia así que el resto del grupo se echó a descansar. Cuando el Ponte se despertó poco antes de amanecer y llamó al que hacía guardia nadie le respondió. Echó mano a su pistola y se encontró con el sitio. Dio la voz de alarma y varios de los violentos se encontraron sin armas. Al poco vieron llegar a Díaz Milia que había avisado al puesto de Órdenes de la Guardia Civil y venía al frente de la fuerza haciendo los primeros disparos. En el enfrentamiento resultó abatido uno de los terroristas, Antonio Recouso Boquete; y heridos de consideración José Blanco Núñez @ Ferreirín en una pierna, junto con José Santiago Temprano en un brazo. Por otra parte, parece ser que Díaz Milia hizo importantes revelaciones que permitieron desarticular un crecido número de puntos en los que se prestaba asistencia a los violentos --no creo que tantos como parecen exagerar las fuentes comunistas que hablan de 25 familias y que 300 personas resultaron detenidas, quedándose sin ningún punto apoyo. Quiere Lupe Martínez que la orden dada por la dirección estalinista en Galicia --José Gómez Gayoso y Antonio Seoane Sánchez-- de asesinar a Milia se cumpliese, pero no ofrece ningún dato que permita confirmar ese supuesto hecho. Para Alejandro Rodríguez, el caso de Díaz Milia es el único que conoce en el que una infiltración no acabó con la muerte del infiltrado a manos de los propios violentos.